Starry Stairs



Los conocí -para variar- de casualidad. El gran Booby Solomon otra vez me impactó con su magnífica audio-visual a la que me he acostumbrado. Seguidor religioso de el y de los super Change the Thought, llevo una vida llena de imágenes y melodías.

Esta canción es una incitación a pensar que la ironía es un gran componente de los días que vivimos. Está compuesta por ritmos muy melódicos, muy tristes, pero que a la vez reclaman algo. Reclaman atención y a la vez dicen que si ese 'algo' no funciona, simplemente se darán la vuelta y seguirán con su camino.

Es como nuestros días, tenemos tanto y tan poco, que no es suficiente contentarse con no tener algo. Al contrario, podemos llegar más allá de los sentimientos básicos, como la angustia, miedo o pena. Podemos perder sensibilidad, pero ganar tiempo. Esta canción dice que hay mucho por qué vivir, que no vale la pena tener pena. Que cuando las cosas salen mal, hay muchas más cosas que pueden salir bien. Solo hace falta cantar.

Wilf Country

Una larga caminata nos llevó a mi y a un amigo que había perdido el rostro, a través de parajes escondidos de verde presencia. Por un momento, pensamos que habíamos perdido el camino, pero dijimos que eso no importaba, ya que la conversación se había tornado muy interesante. El camino era largo, repito, estrecho y verde. Eramos unos desconocidos en medio de un paraíso de sonidos y variaciones de verde.
Estuvimos en ello por media hora y un poco más. Luego de terminar el camino largo y estrecho, llegamos a una pampa verde también, con más gente como nosotros. Algunos jugaban voley, algunos estaban simplemente tendidos en el gras. Bonito lugar, muy country.
Decidimos ser también parte de aquel eterno día de campo. Entonces fueron las 11, las 2 y luego las 3. Eran grandes los caballos, y de todos los colores.
Era tiempo de saciar nuestra sed, pues la sed de conversación estaba saciada ya. Caminamos un poco más en búsqueda de un lugar de maderas y bancas, donde podamos ingerir una buena bebida. Pensé que un vino me caería muy bien.
Entonces encontramos el lugar, un bar. Tal como lo imaginé, madera, muy tranquilo, muy acogedor. Entramos, mi compañero y yo, para pedir al mesero una buena dosis de licor.
Sin embargo, no había mesero, el lugar estaba vacío. De pronto mi vejiga me habla y me dice que es hora de vaciar el tanque. El baño también era acogedor, al entrar en el, todo lo que contenía se tornaba en sepia. Sí, sepia. El baño tenía su propia personalidad, y era sepia.
Al salir del baño, encontramos a un señor de barba blanca y sombrero marrón. Vestía una camisa roja y negra a cuadros y jean, blue jean. Era un buen amigo de la infancia. Se llama Bill. Bill Buffalo, pero por ahí le dicen Wilf. Es un australiano hispano-parlante de muy buen corazón.
Sus palabras me llamaron la atención, pues me dijo que pensaba que llegaría un par de horas antes. Es decir, el viejo me estaba esperando.
Tuvimos una gran conversación, para lo cual mi amigo se perdió. Se fue a buscar su rostro.
Palabras van y vienen, y los tragos de cerveza en chopp nos entretienen. Muy bien, nos sentíamos felices. Pocas cosas hay, mejores que una buena conversación.
Y así, se hicieron las 4, y las 5. A esta hora, llega una hermosa joven de cabellos dorados, ojos verdes como el camino de inicio de la historia, y unas largas y hermosas piernas. Vestía una camisa blanca muy apretada y una falda roja y negro a cuadros. Tenía trenzas de oro y una sonrisa aniquiladora.
Sí, con una mirada me mató. Me tuvo a sus pies en un segundo. Mi buen amigo Wilf me la presentó, era su sobrina de Aalst.
A esto me refería cuando dije que pocas cosas son mejores que una buena conversación.
Ni una sola palabra compartí con ella, solo me tomó la mano y me llevó al baño. Exactamente al baño sepia. Al entrar, me besó, fuimos muy corteses y nos ayudamos a quitarnos la ropa. Luego fuimos muy caritativos y nos entregamos los cuerpos. Maravillosa tarde, ella jadeaba y yo volaba, ella se movía y yo me regocijaba Tuvimos una malditasearecontrabuenaextravaganteyestupenda tarde de sexo.

Aquí un video del viejo Wilf.

how to disappear completely?



El seco tiene un blog que lleva ese nombre / Muchas veces me lo pregunto / Me fascina la idea / Me fascina la canción / Si alguna vez entiendo cómo, lo haría sin dudar / Acaso no te lo has preguntado? / Sería maravilloso / Desaparecer completamente y no dejar rastro / Nunca haber existido / Pensar y saber que no existes / Eres nadie / Nunca estuviste / Nunca estarás / Si solo tu sabes que exististe, existes? / Si no puedes ver algo, existe? / Si no viste los pasos, estuviste? / No estás / Si sabes que exististe, quién sabrá que existes si ya desapareciste? / A Diego le gustaba la canción / Juntos entendíamos la canción, la sentíamos / Ambos desaparecíamos / Diego ya no está, se fue / Desapareció / Existe ? / I´m not here / This isn´t happening / I´m not here / I´m not exist / I´m nothing

Whiskey in the car


Semana tranca

Pocas veces nos piden ser tan cínicos. Tan falsos.
Siempre escucho que semana santa es "una oportunidad para pensar, para meditar, una semana de paz, o para encontrarse con dios".
Saben qué cucufatas?
Uno puede pensar y meditar a lo largo de todo el año, y no esperar cínicamente una semana para golpearse el pecho y comer pescado. Es tonto.
Sabemos cuando hacemos las cosas bien, y también sabemos cuando las cagamos. Pero no porque en una semana al año me porte bien, voy a decir que soy una buena persona.

Los no cucufatos disfrutaremos del fin de semana como se debe, como nos gusta.
Por eso este fin de semana será de mucho Whiskey in the car, y además habrá bastante Whiskey in the Jar.

Jarvis

Lo conocí hace mucho tiempo. Había recibido mi primer sueldo y volví a aquel oscuro lugar en las galerías Brasil. Tuve que caminar varias calles y plazas para no prestarle importancia. Se la alquilé.
Mi primera reacción hacia él contuvo mucha simpatía. Era alguien escandalosamente complicado, engreído, obsesivo, agotado y energético a la vez, sigiloso, no carismático, directo, sobretodo admirable, pero no le tomé importancia.
Vestía ese viejo jean negro muy pegado, su siempre simple camisa negra y aquella corbata rojo puta. Estaba bailando.
Con una mirada me dijo muchas cosas, se reía, se burlaba, se mofaba, pero también se admiraba, se regocijaba y analizaba. Sobretodo contaba -su vida-.
Como no me llamó la atención, lo dejé por mucho tiempo olvidado hasta que -sin querer- -sin esperar- lo volví a encontrar. Estaba igual y parecía que nada había cambiado. Misma ropa, mismo despeinado. Me vió y me dijo "vamos al Bar 21".
Al llegar me presentó a sus 5 amigos. Los saludé cordialmente y sin respeto. Sin respeto porque al de lentes le gustaba vestir de abeja. Los otros 3 se vestían igual a él. Sin embargo, aún sigo enamorado de la minifalda de Candida y de ella.
Cada vez que bailamos disco se mueve tan sexualmente que se para -toda la disco- para verla.
Juntos viajamos miles de veces, conversamos y cantamos. Es un gran poeta y un gran escritor, pero sobretodo es exageradamente buen cantante.
Me enseñó a hablar -por espacios- al cantar, y a bailar cualquier huevada.
Siempre se caga de risa de todo y de todos, incluso de mi. Tiene un gran sentido del humor y es jodidamente cursi. Es un maestro.
Hace un par de años volvimos a cantar, a tocar. Se volvió más melancólico, menos loco, pero más analítico, se dejó crecer los cabellos, cambió su ropa disco por jeans y camisas de cuadritos. Su música me dice que está más maduro, pero nunca dejará de ser un genio.


Tuba Folk

Resulta muy interesante ser partícipe de los entrelazamientos y neuro-conexiones que en la mente abordan. Todo empezó cuando leí la palabra "tuba" en un correo electrónico. Algo tan simple como eso, desató una furia incontralable e insaciable de búsqueda de canciones tocadas con tuba en la web. Sin embargo, interesante también fue que en esta disertación mental, se abrieron 2 caminos.

El primer camino me llevó a Devotchka, de quienes escribí un post hace algún tiempo. Una banda estadounidense muy importante y muy compleja en cuanto a musicalización y fidelidad. Una tuba magnífica dibuja los paisajes que la voz no puede, en pasajes que la consciencia desconoce.
http://www.vimeo.com/1988483

El segundo camino me lleva hasta Sunicancha, en Huarochirí, a bandas de música folcórica en las que las tubas son protagonistas muy fuerte.

http://www.youtube.com/watch?v=G03t8bk5NFI&feature=related

Son muy caricaturescos los músicos, no me queda claro si deberían bailar. Eso sí, estoy seguro que el de la voz en off se debería callar. En fin, la música que hacen me gusta tanto que se me hincha el corazón de orgullo.

La tuba me enamora, me apasiona hasta la última dendrita de la neocorteza. Es el alma de la música, y es el lienzo sobre el cual los demás instrumentos se difunden. Gracias, viejito por enseñarme a escuchar todo tipo de música.

El primer sueldo

Cuando niño, pensé muchas veces recibir mi primer sueldo vestido de terno, o al menos con un jersey. Según yo, este sería un cheque con muchos ceros y además pensaba qué hacer con ese primer sueldo.
No hace poco me contaron que la vida no es como uno quiere, menos como uno espera. El hecho es que mi primer sueldo no fue -efectivamente- como yo lo pintaba. Nada que ver.

En lo que va, he cobrado sueldos durante 3 ocasiones (aunque no necesariamente me han pagado solo 3 veces).

Mi primera vez (en la chamba) fue en el 2005. Tenía 18 años y para variar me encontraba pensando en qué negocio poner junto a Jaime, un buen amigo de ese entonces.
En aquella memorable oportunidad, en mi primera vez como trabajador remunerado, mi sueldo se llamó simplemente pago. Sí, mi pago. Era la primera vez, y cobré mi pago. Suena a gigoló pero no me vendí, sino mis servicios.
Para hacer realidad esta hazaña, trabajé de 2 de la tarde a 3 de la mañana. En ese entonces Brahma (la chela que sí pasa) estaba lanzando su producto por todo el país. Una compañera de la universidad era enamorada del representante de Brahma en Huancayork, entonces todos sus patas fuimos los escogidos.

En mi primera vez vendí chela. Fui barman. Mientras toda la gente se emborrachaba y coreaba las canciones de NSQ, Pedrito Suárez Vértiz, y Gianmarco, yo trabajaba.
Llovía torrencialmente, pero no fue motivo para que toca la gente emocionada -y borracha- se fuera del estadio. Al contrario, chuparon más con la lluvia.En esta dura y agotadora ocasión trabajé 13 horas sin descanso, y no me quejo. Disfruto cada vez que recuerdo. Cualquiera estaría autorizado a pensar que el pago sería suculento, pero no fue así. Mi primer pago fue de 45 soles. Pero no me quejo, puesto que eso fue lo que nos pagó Brahma, pero las decenas de tíos y chibolos con sed, nos pagaban extra para atenderlos por la parte de atrás. Al final de la noche, todos ganamos un aproximado de 200 soles de propina. Además del sueldo.

Entonces no estaría mal decir que mi primer trabajo estuvo muy bien remunerado. Eso sí, el esfuerzo nos compensó, ya que trabajamos como si fuera nuestro negocio propio.

Incansables hasta el amanecer. Una cicatriz en la parte interna de mi codo me recuerda que cualquier chamba cuesta, y algunas veces duele.
Al descargar hielo seco de un camión, una esquina de hielo quemó mi integridad. No dolió, pero sí dejó una marca permanente que me recordará los riesgos que a veces tenemos que correr.
Una y otra vez mis amigos reponedores cargaban cajas de chela. No exagero al decir que en esa noche, solo en mi cabina se vendieron 250 cajas. Un aproximado de 3000 botellas que abrí y serví con estas manos. (Vale aclarar que cada botella costaba 2 soles).

Otro hecho memorable es que a eso de las 3:30 de la mañana, cuando lo único que quedaba en el estadio eran ebrios que ni se podían parar, se acercaron los entonces personajes más felices del mundo, los organizadores; para decirnos que si queríamos podriamos tomarnos las chelas que nos quedaban. Efectivamente quedaban 8 botellas. Pero eran ya tantas botellas, tanta cerveza, y tanto alcohol, que ni uno de mis compañeros tomó un sorbo. Estábamos exhaustos, cansados y hartos de chela.

Para cerrar el relato, se cerró la noche. No habíamos comido, los organizadores nos habían dado un refrigerio tan misio que mi tripa flaca se comió a la gorda. El problema entonces, fue buscar comida a las 4 de la mañana y después de un concierto.
Recorrimos todos los restaurants de Huancayork, yo pagué todo el recorrido en taxi, pues además me convertí en el administrador de las propinas (aproximadamente 500 soles). No encontramos un solo plato de comida, así que tuvimos que conformarnos con comer pan seco. Esta fue una de las ocasiones irónicas en que cuentas con los medios suficientes como para comer en el mejor restaurant, y no encuentras uno abierto. Típico.

Gasté todo mi primer sueldo. Compré todo lo que pude. Invité a quienes pude. Primero, me compré el disco Tákk de Sigur Rós en las galerías Brasil, invité pizza en la noche, y al día siguiente compré ropa que hasta ahora tengo.