El reloj empieza a hacer tic tac.
El bajo nos da la bienvenida con amable sustancia.
Un redoble de tambores muy cálido, nos avecina una armonía.
Un juego de sonidos celestiales se asoma por el fondo.
Una voz muy suave, como con culpa nos dibuja un paisaje.

Se trata del juego de la vida.

Uno llega,
aprende a caminar
aprende, a aprender
divaga
tropieza, se cae
observa
imita
juega, se ríe
descubre
llora
se asusta,
rompe jarrones...
flores, jardines..
siente el viento
siente frío
se intimida,
se amarra los pasadores
cruza puentes
duerme
sueña,
llora
grita
espera, anhela
sufre,
disfruta
piensa....

Abre los ojos...

Encuentra su camino.
Empieza el viaje
no divaga,
corre
observa, aprende, enseña
se enamora
comparte
siente
se emociona
desea
se lamenta
juega
llora, y ríe
escucha, oye
duda
crece
ama..
entonces saborea la vida, de la vida
tiene un camino que recorrer
un objetivo que alcanzar
con suerte, encuentra similares,
entonces vuela.

Y si es grande, ayuda a otros para que puedan volar.

El sentimiento que despierta la conjunción de imagen y melodía de Glósoli es única para cada uno. Esta fue la mía.