All My Loving - Paul McCartney

Era la tarde de un frío invierno cualquiera.
Los pájaros cantaban una canción de alegría.
El viento susurraba su amor por aquella hermosa damisela de cabellos ondulados.
Ambas armonías se conjugaban subliminalmente para dar forma a un nuevo acontecimiento: Strawberry Fields Forever de The Beatles.
Entonces abro los ojos.

Me veo en el espejo, y observo la danza de los viejos árboles reflejado, detrás de mi pálida imagen.
Es hora de bañarme.
Tomaré un taxi a escondidas de camino a casa.

Hoy me encuentro en mi cabaña de de fin de semana.
Aquella a la que asisto dos veces por semana, cuando me siento solo, cuando me siento triste.

Me baño con alegría, pues a mi empolvado long play de carbón le provoca tocar aquella rola que dice: “We are living in the yellow submarine, yellow submarine.”
Al salir, divago y dudo entre los sentimientos de nostalgia que anclan en mi frágil memoria, pues escucho una fantàstica, triste-alegre canción: All My Loving.

Podré ir a la fiesta de Ändre, a comer pavo y dulces, y a tomar un chandòn de 1915.
O, por otro lado, podré quedarme en casa.
En medio de todos mis amigos, los viejos árboles, el joven polvo, las amargas arañas, los desentonados pájaros, pero sobretodo, mi anfitrión principal: el Long Play que heredé de mi Abuela, cuando tenía 12.

Son las cuatro de la tarde, aproximadamente.
El sol se despide, aunque como de costumbre demorará su partida.
La toalla que cubre mi frágil figura está ya húmeda.
Quisiera sentarme a compartir esta tarde con “Los 4 de Liverpool.”
He decidido.

Después de un pronunciado consenso abrimos la tarde con esta magnífica obra, llamada The Long And Winding Road.

Bailo conmigo mismo…. Es muy divertido.
Es una experiencia fantástica.
Entonces recuerdo cómo se veía John y Paul, sosteniendo sus increíbles guitarras, cantando y saltando alegremente.
Tengo sus voces en el lugar más seguro y especial de mi memoria.

Los minutos pasan, pero no pasan conmigo.
Hoy tengo 22 años y soy un hombre enreverado.
Juego, bailo, canto, grito, lloro, canto…. Canto.
Las horas pasan, pero no conmigo.

Llega “She loves you yeah, yeah, yeah…” Sonrío
Luego es el turno de aquella que con ansias esperaba:
Baby You Can Drive My Car.
Después esta joya: Let It Be. Y me remonto a los 9, cuando escuchaba esta canción lejos de casa, lejos de mi.
Y así pasan las canciones… Cada una de ellas es un mundo nuevo.
Aquellas viejas canciones no son viejas. Nunca lo serán.

Así termino el disco viejo pero joven.
Viejo por fuera, pero niño por dentro.
Niño yo, que nunca acepto crecer.
Niño, por mantener la misma emoción que sentía cuando mi padre me enseñaba lo que es música. Cuando mi madre me compraba los discos.
Niño porque siempre seré niño.
Comparto y entiendo el sentimiento del Long Play cada vez que juntos nos vamos de gira con los 4.

Le toca el turno a una joya:
Yesterday.
“Yesterday, all my troubles seemed so far away Now it looks as though they're here to stay Oh I believe in yesterday”

Y me siento en la cama.
Y las horas pasan, pero no conmigo.
Entonces me quedo dormido.

Para cerrar esta hermosa tarde llega
Hey Jude.
Así como Paul cierra sus conciertos, cierro los ojos.

Después de todo, The Beatles fueron 2. Ah, y bueno, George y Ringo.

Y los años pasan, pero no conmigo…


The Long And Winding Road (Live) - Paul McCartney