Cuando niño, pensé muchas veces recibir mi primer sueldo vestido de terno, o al menos con un jersey. Según yo, este sería un cheque con muchos ceros y además pensaba qué hacer con ese primer sueldo.
No hace poco me contaron que la vida no es como uno quiere, menos como uno espera. El hecho es que mi primer sueldo no fue -efectivamente- como yo lo pintaba. Nada que ver.

En lo que va, he cobrado sueldos durante 3 ocasiones (aunque no necesariamente me han pagado solo 3 veces).

Mi primera vez (en la chamba) fue en el 2005. Tenía 18 años y para variar me encontraba pensando en qué negocio poner junto a Jaime, un buen amigo de ese entonces.
En aquella memorable oportunidad, en mi primera vez como trabajador remunerado, mi sueldo se llamó simplemente pago. Sí, mi pago. Era la primera vez, y cobré mi pago. Suena a gigoló pero no me vendí, sino mis servicios.
Para hacer realidad esta hazaña, trabajé de 2 de la tarde a 3 de la mañana. En ese entonces Brahma (la chela que sí pasa) estaba lanzando su producto por todo el país. Una compañera de la universidad era enamorada del representante de Brahma en Huancayork, entonces todos sus patas fuimos los escogidos.

En mi primera vez vendí chela. Fui barman. Mientras toda la gente se emborrachaba y coreaba las canciones de NSQ, Pedrito Suárez Vértiz, y Gianmarco, yo trabajaba.
Llovía torrencialmente, pero no fue motivo para que toca la gente emocionada -y borracha- se fuera del estadio. Al contrario, chuparon más con la lluvia.En esta dura y agotadora ocasión trabajé 13 horas sin descanso, y no me quejo. Disfruto cada vez que recuerdo. Cualquiera estaría autorizado a pensar que el pago sería suculento, pero no fue así. Mi primer pago fue de 45 soles. Pero no me quejo, puesto que eso fue lo que nos pagó Brahma, pero las decenas de tíos y chibolos con sed, nos pagaban extra para atenderlos por la parte de atrás. Al final de la noche, todos ganamos un aproximado de 200 soles de propina. Además del sueldo.

Entonces no estaría mal decir que mi primer trabajo estuvo muy bien remunerado. Eso sí, el esfuerzo nos compensó, ya que trabajamos como si fuera nuestro negocio propio.

Incansables hasta el amanecer. Una cicatriz en la parte interna de mi codo me recuerda que cualquier chamba cuesta, y algunas veces duele.
Al descargar hielo seco de un camión, una esquina de hielo quemó mi integridad. No dolió, pero sí dejó una marca permanente que me recordará los riesgos que a veces tenemos que correr.
Una y otra vez mis amigos reponedores cargaban cajas de chela. No exagero al decir que en esa noche, solo en mi cabina se vendieron 250 cajas. Un aproximado de 3000 botellas que abrí y serví con estas manos. (Vale aclarar que cada botella costaba 2 soles).

Otro hecho memorable es que a eso de las 3:30 de la mañana, cuando lo único que quedaba en el estadio eran ebrios que ni se podían parar, se acercaron los entonces personajes más felices del mundo, los organizadores; para decirnos que si queríamos podriamos tomarnos las chelas que nos quedaban. Efectivamente quedaban 8 botellas. Pero eran ya tantas botellas, tanta cerveza, y tanto alcohol, que ni uno de mis compañeros tomó un sorbo. Estábamos exhaustos, cansados y hartos de chela.

Para cerrar el relato, se cerró la noche. No habíamos comido, los organizadores nos habían dado un refrigerio tan misio que mi tripa flaca se comió a la gorda. El problema entonces, fue buscar comida a las 4 de la mañana y después de un concierto.
Recorrimos todos los restaurants de Huancayork, yo pagué todo el recorrido en taxi, pues además me convertí en el administrador de las propinas (aproximadamente 500 soles). No encontramos un solo plato de comida, así que tuvimos que conformarnos con comer pan seco. Esta fue una de las ocasiones irónicas en que cuentas con los medios suficientes como para comer en el mejor restaurant, y no encuentras uno abierto. Típico.

Gasté todo mi primer sueldo. Compré todo lo que pude. Invité a quienes pude. Primero, me compré el disco Tákk de Sigur Rós en las galerías Brasil, invité pizza en la noche, y al día siguiente compré ropa que hasta ahora tengo.